En días pasados el director del periódico de mayor circulación de nuestro estado,hizo algunas declaraciones en torno a que la objetividad periodística, la cual desde su perspectiva es “es una mera ilusión, un ideal cada vez más lejano”.
Sin el menor rubor, Máximo Hernández admitió, “las filias y las fobias a diario prostituyen la noticia” (Sol de Tlaxcala, 26 de octubre de 2010), su declaración resulta en extremo desafortunada, sobre todo porque se produce en un contexto sumamente complicado.
Estamos hablando de que nos encontramos a unas cuantas semanas del arranque formal del proceso electoral del 2010, cuando se renovará la gubernatura del estado, las 60 alcaldías y el Congreso local, cuando los ánimos de uno y otro bando empiezan a caldearse.
Así las cosas, lo menos que los ciudadanos podríamos esperar de los encargados de difundir noticias es objetividad e imparcialidad.
Tlaxcala y los tlaxcaltecas queremos y necesitamos un debate tolerante, amplio, abierto, genuino y honesto, no noticias viciadas de origen, que partan de cargas emocionales particulares.
Si partiéramos de la lógica de Máximo Hernández, de cara a las elecciones del 2010 ¿hacia dónde se orientarían las filias y fobias de los responsables de hacer noticias en El Sol de Tlaxcala, por qué color o membrete se inclinarían sus directivos? ¿Existe algún favorito ya?
Ciertamente, la ciudadanía requiere de una prensa libre, pero al mismo tiempo responsable y documentada. Influyente, si, pero objetiva; poderosa como contrapeso de otros poderes, pero también con sus propios contrapesos a su propio poder.
viernes, 30 de octubre de 2009
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